07 mayo, 2012

- Storia della primavera

-Il simiente-

El motor del coche bramaba por carreteras oscuras que no sabían a dónde les llevaba... un mapa, un pueblo apartado, un oasis en la montaña, una cura de libertad.
Un rostro, un labio torcido a medio camino entre la sonrisa y la incredulidad.
Se acercó despacito, observando... permaneció atento y callado, exhalando humo y hablando del pasado, con un tímido aire de persona mayor. Pero sus ojos lo traicionaban, inmersos como estaban en la fascinación.
Después de los conciertos, la típica euforia y el reconocimiento. Los regalos, la enhorabuena, los besos... Y luego...?? Los besos, los besos, los besos... salvajes y sedientos.
Se tendían hilos con desesperación. A más descubrimiento, más pasión. Imposible pensar en otra cosa, en otra situación.
Contenedores de basura arden mientras se funden las bocas llenas de babas y alcohol.
Se rompen las copas al brindar por la vida cuando se cierra el telón.
Y luego ruedas, saltos y giros, juegos de niños... buscando un rincón...
Y luego besos, giros y sueños, juegos de niños, caricias de amor. Imposible pensar en otra cosa, en la separación.
De la mano, tras la puerta, salió la luna. Tras una columna nació el amor. En sus gargantas dejaron semillas que regaron con sudor. Trozos de carne hirviente, pedazos de presente en el congelador de la mente.
Todos se marchan, - y no me importa, niente.-





- E l'alba -

Giò despertaba dulcemente a causa de la luz que ya entraba en la habitación, a través de la ventana que había en la estancia que acondicionaron con sacos de dormir y colchones para la ocasión.
Abrió con dificultad los ojos, después de una noche de excesos y se desperezó en su trozo de cama, casi sin hacer ruido para no despertar a sus compañeros. Empezó a despejarse y a recordar momentos, hasta que escuchó un ruido extraño. Pero no hizo caso y prosiguió con sus notas mentales, apuntes para su próximo libro, un diario de navegación.
Los murmullos continuaban en algún lugar de aquella sala y miró en esa dirección. No lo podía creer. Estaban haciéndolo allí mismo, delante de todos, en el medio de un mar de brazos y piernas durmientes de cansancio.
Les miró tras las pestañas entornadas. Brillaban de amor, exentos de miedos, embriagados de ellos mismos, excluidos de su alrededor, envueltos en una manta roja, como sus labios encarnados, como su aroma. Se mordían, se besaban, se apretaban con tanta fuerza que causaba estremecimiento verlos. La excitación se resumía en un movimiento de manta, en un trozo de piel, las medias rotas, pezones a través de una red, dedos en la boca, dulce olor a miel. Ella estaba en Él y Él estaba en Ella.

Giò se quedó mirando maravillado cómo se devoraban el uno a otro, estaba contemplando un insólito hecho: el cielo y el mar ardiendo.





- Serenata della follia -

La despertó con un beso. El sueño se confundía con el deseo. 
Le habló bajito y la besó lento... penetrando el pensamiento con su aliento.
Tenían mariposas en la espalda, en las tripas y en las venas. Chispeaban una felicidad que les salpicaba en la cara.
Las luces de apagaban con respeto mientras un gato les cedía su ghetto. La música, los anhelos... les cubrían por completo como una capa nueva de piel, como la luz redonda y verde de una musa en un burdel.
Todo a su alrededor era magia. Las calles de su mano eran una postal del extranjero y los cines, los teatros...

Un viaje en el tiempo, paseos por caminos energéticos, un pequeño lago con perros negros, una ermita y luego... el silencio.

La condena del espacio, de los qué haceres diarios, del trabajo. Esclavos del horario, presas de la otra realidad.
Otra vez de vuelta. 
Otra vez humanos. 





- Il sogno di luna piena -

Las noches que paso en vela, son el testigo de tu recuerdo.
La musicalidad de tu lengua sobre la mía, de tus manos en mis sentidos, de tus ojos... oh! tus ojos... cómo los ansío!

A veces entras en mis sueños y como un furtivo, me regalas palabras que yo no olvido.
¡Extraño suceso vivimos!
...Extraño y divino.
Sigamos haciendo camino, un camino muy sencillo: Fluye cuando se encuentra tu gran amor con el mío.

Y así pasan los días, así te llevo conmigo. Y así volaré a tu cama cuando el sol se haya dormido.
Viajaremos con los chicos a un lugar desconocido y viviremos la aventura de habernos conocido. Sin un propósito, sin un vestigio... con un montón de fresas y un poco de vino.  

(-2*)





1 comentario:

Ícaro dijo...

Los hombres inventamos dioses para reconocernos, para nacernos. Leerte ha sido un placer en medio de este naufragio común cuando el océano virtual nada contracorriente. Un placer. Suerte