Lo eran todo y no eran nada,
para qué beberse las lágrimas.
Irremediable encuentro, la vida
explotó en color.
Condenados a la despedida
desde el primer instante,
se alargó la partida
con una canción.
Embrión de la felicidad,
saludando a un mundo
que tampoco existe.
Pero le alumbra y lo enamora
con su bella y sencilla
desnudez, blanca de heridas
sobre la piel,
desnudez, blanca de heridas
sobre la piel,
desierta de tramas
por resolver.
por resolver.
Lo eran todo y en cambio no eran nada,
¿para qué estropearlo?
Si cada beso era el primero
y cada palabra una ilusión
y una esperanza.
Inexorables promesas
de un río de calor que avanza,
que avanza y no se para
de un río de calor que avanza,
que avanza y no se para
para florecer más lejos,
en la calma.
en la calma.
Inevitable un encuentro,
los recuerdos... el adiós.
Lo sabían todo, a penas sin saber.
Ya habían escrito algunos versos en la luna
del poeta sin querer.
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