29 agosto, 2011

- Goteras

Tratando de explicarme hago una montaña de palabras, unas sobre otras que acaban perdiéndose en las ondas.
Contigo era más fácil. Solo tenía que dejar caer una gota sobre tus labios y ya sabias de lo que estaba hablando.
Era el mismo idioma para ambos.
Ahora hasta mis dedos me parecen demasiado pequeños, extraños. Atrás quedan los días donde me pedías que te lo restregara por el rostro, húmedo y extasiado, para poder continuar el juego. Un juego de jugos. Un juego de abrazos que no acababan nunca y sonidos familiares, para reconfortarme. Y apoyarme en ti cansada. Absorvernos un instante.
 Sigue siendo divertido, pero ya no hablo. Me lo guardo. Las mejores conversaciones siempre fueron justo antes y después de un encuentro. Pero ya no te busco, aunque a veces te encuentre. Ya no busco. Ahora que me encuentren a mí, si pueden.

2 comentarios:

Uno dijo...

A veces apetece descansar del mundo, dejarse un tiempo para uno mismo y poner el cartelito de "reservado el derecho de admisión".

Saludos

Pam.GG dijo...

Y dejar atrás algunas cosas para poder avanzar... =)
La vida cambia, aunque a veces tardemos en darnos cuenta.