11 junio, 2008

- La Buh!


"DE VIRGEN" anotó en su cuaderno raído.

Y ató las cubiertas con un hilo de cuerda fino y sucio.
Luego se levantó de la barra del bar -que olía a whisky reseco y pegajoso- y salió de allí con su perro.

-Somos un grupo. Haz con nosotros lo que quieras- le dijo.
-Mi única esperanza es ver la oscuridad...
-¿La oscuridad? ... la oscuridad no puedes verla!
-Solo cierra los ojos tio!
-Bien... (ya tenemos vocalista!)

Y el pelo le caía por los ojos, rojo como una llama de fuego que le lamía la cara. Y aunque no debía de pesar más de 40 kilos, sus pasos se escuchaban de lejos.

Un día me llevó a su casa... una propiedad abandonada que habían pintado de colores luminosos, y que parecía un óvulo fecundado de tanta vida que contenía.

Tenía "un material para enseñarme" como decía ella, las fotografías que hizo dias atrás de un accidente de tráfico en cualquier calle de la ciudad. En ellas había una abuela con el pelo cano, yacía boca abajo en el suelo, inmóvil, con el bolso a 2 metros y todo desparramado. Los zapatos debieron de salir despedidos, porque llevaba los pies descalzos...

-Pobre mujer- pensé. -Debia de ir a la compra...

-Las acabo de sacar del cuarto oscuro. No veas tía lo pesado que se pone el Kike cuando utilizo su estudio joder! Que pesao...

Las miré un buen rato, recordando una película que había visto no hace mucho. Pero a mí no me excitó. Solo me concentré en memorizar los detalles... las gafas rotas, la expresión de su cara, los pies de la gente que se acercaban a curiosear la escena...
También pensé en cómo se debió de sentir, si es que aún estaba viva cuando ella le hacía esas fotos. No deben ser muy agradables los flases cuando tienes la cabeza abierta y el pelo bañado en tu propia sangre.
Me llevó a otra estancia de la casa. Por todas partes nos encontrábamos con animales varios: el ratón de Zóe, el pájaro azul de Luis volando en libertad, las orugas de Kike, las arañas del techo...
En un armario desvencijado, guardaba una cajita de plata.
-Es lo único de valor que tengo... bueno... esto, y a Danko.
Cuando la abrió aparecieron cientos de hongos...
hongos alucinógenos.
Nos metimos unos cuantos en la boca y mientras masticabamos la pasta leimos un periódico que debía de ser de hace más de un año.
Ella leía las esquelas... yo los estrenos.

Y cuando todo empezó a dar vueltas. Cuando los colores estallaron en contrastes y las caras empezaron a deformarse me dijo algo en su viaje...
-Nunca dejes de cabalgar... bébete todos los colores con tus amigos... y eso... que eres una tía de "Virgen Madre"... al fin y al cabo... tenemos suerte de estar vivos.

Luego empezaron las risas y los malabares.
Mientras, Danko se comía nuestas zapatillas...



Para Marta y Danko.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ufff
q vooltaje... q viaje...
jeee
bn bacano

MOI dijo...

Muy bueno, mola como escribes, un estilo directo, poetico, evocador, muy beatnik.