22 julio, 2008

- LAsAL




Estaba oscuro y el calor del verano nos guió hasta la playa.


Abrimos los brazos a la luna que bañaba el mar en mil destellos plateados, como pequeñas luces acuáticas que nos hacían guiños con un ritmo marino, como los húmedos ojos de los peces plateados, que rasgaban con sus escamas las incesantes olas blancas...

Y de repente, el mar quedó en calma, como un suelo de mármol tibio.

Y el agua, muy clara, dejaba vernos los pies, que como barcas se deslizaron por la superficie salada.

...Cuando volvimos a la orilla y nuestra ropa ya no estaba, nos miramos los cuerpos y volvimos desnudos a casa.






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